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miércoles, 22 de mayo de 2013

A la Patria

Desgarra, Patria mía, el manto que vilmente, 
sobre tus hombros puso la bárbara cueldad; 

levanta ya del polvo la ensangrentada frente, 
y entona el himno santo de unión y libertad.


Levántate a ceñirte la púrpura de gloria 

¡oh tú, la predilecta del mundo de Colón! 
Tu rango soberano dispútale a la historia, 
demándale a la fama tu lauro y tu blasón.


Y pídele a tus hijos, llamados a unión santa, 

te labren de virtudes grandioso pedestal, 
do afirmes para siempre la poderosa planta, 
mostrando a las naciones tu título inmortal.


Y deja, Patria amada, que en el sonoro viento 

se mezclen a los tuyos mis himnos de placer; 
permite que celebre tu dicha y tu contento, 
cual lamenté contigo tu acerbo padecer.


Yo ví a tus propios hijos uncirte al férreo yugo, 

haciéndote instrumento de su venganza cruel; 
por cetro te pusieron el hacha del verdugo, 
y fúnebres cipreces formaron tu dosel.


Y luego los miraste proscritos, errabundos, 

por playas extranjeras llorosos divagar; 
y tristes y abatidos los ojos moribundos 
te ví volver al cielo cansados de llorar.


Tú sabes cuántas veces con tu dolor aciago 

lloré tu desventura, lloré tu destrucción, 
así cual de sus muros la ruina y el estrago 
lloraron otro tiempo las hijas de Sión.



Y sabes que, cual ellas, colgué de tus palmares 

el arpa con que quise tus hechos discantar, 
porque al mirar sin tregua correr tu sangre a mares 
no pude ni un acorde sonido preludiar.


Mas hoy que ya parece renaces a otra vida, 

con santo regocijo descuelgo mi laúd, 
para decir al mundo, si te juzgó vencida, 
que, fénix, resucitas con nueva juventud;


que ostentas ya por cetro del libre el estandarte 

y por dosel tu cielo de nácar y zafir, 
y vas con el progreso, que vuela a iluminarte, 
en pos del que te halaga brillante porvenir;


que ya tus nuevos hijos se abrazan como hermanos, 

y juran devolverte tu angustia dignidad, 
y entre ellos no se encuentran ni siervos ni tiranos, 
y paz y bien nos brindan unión y libertad.


¡Oh Patria idolatrada! Ceñida de alta gloria 

prepárate a ser reina del mundo de Colón: 
tu rango soberano te guarda ya la historia, 
la fama te presenta tu lauro y tu blasón.

1874

Fuente: Poesias Completas