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miércoles, 22 de mayo de 2013

La República Dominicana de Salomé


Salomé Ureña nació en 1850, entre dos guerras, la de la Independencia y la de la Restauración, guerra nacional que paradójicamente tendría un paralelo con su vida, la cual fue un debate entre la independencia de valores que encadenaban a la mujer, y su restauración por parte de los sectores más tradicionales de la sociedad.

Una rápida revisión del período histórico en que vino al mundo Salomé nos muestra que la poeta tenía apenas siete años cuando la Revolución Tabaquera culminó con una Constitución que planteaba la igualdad entre los hombres y mujeres.

La igualdad entre hombres y mujeres no parecía, sin embargo, abarcar la esfera del acontecer político. Así vemos que, durante los 47 años que vivió Salomé Ureña, el país tuvo treinta y un gobiernos, entre ellos varios de una misma persona, como los tres del General Pedro Santana, los cinco de Buenaventura Báez, cuatro de Ulises Heureaux, o Lilís, y cincuenta alzamientos y revueltas.

Los gobiernos de Buenaventura Báez comenzaron cuando Salomé tenía apenas tres años, seguidos por los del General Santana, Valverde, Felipe Ribero, José Salcedo, Gaspar Polanco, Benigno Filomeno Rojas, Pedro Pimentel, José María Cabral, Pedro Guillermo, Gregorio Luperón, Ignacio María González, Ulises Francisco Espaillat, Cesáreo Guillermo, Fernando Meriño, Ulises Heureaux, Fran¬cisco Gregorio Billini, Cesáreo Guillermo, Fernando Meriño, Ulises Heureaux, Francisco Gregorio Billini, Alejandro Woss y Gil; Juan Isidro Jimenes y ¡otra vez Lilís!

Esta situación afectaría particularmente a Salomé Ureña, quien frecuentemente se queja de las ausencias del hogar de su padre, Don Nicolás Ureña de Mendoza, poeta, abogado de buena reputación; senador, magistrado, maestro y periodista; hombre eminentemente "público", sentimiento compartido por Gregoria Díaz de León, simplemente su madre, y por una tía nana que "ejerció el magisterio durante sesenta años y no se casó nunca". (Demorizi: 20)

Juez del Tribunal de Apelación de Santo Domin¬go, nombrado el 26 de abril de 1853; Procurador Fiscal de Santo Domingo, designado el 6 de diciembre de 1854 (renunció en enero de 1855); Legislador, en 1856; nombrado Defensor Público el 21 de febrero de 1860; escritor, (Demorizi: 20), el padre de Salomé no podía escapar de las turbulencias y responsabilidades de su tiempo, lo que explica la obsesión de Salomé con la ausencia como tema central tanto de su poesía como de sus cartas.

Fuente: A cien años de un magisterio (Sherezada Vicioso-Chiqui)